Publicado el 16.7.24 El Instituto de Cultura de Corrientes y el Museo Provincial de Bellas Artes “Dr. Juan R. Vidal” invitan a visitar las cuatro salas del Museo (San Juan 634), donde se podrán recorrer distintas exposiciones recientemente inauguradas, en las que el visitante podrá apreciar obras de artistas correntinos e invitados desde Buenos Aires.
Estará abierto en horario especial por las vacaciones de invierno: lunes a viernes, al igual que sábado, domingo y feriados: de 8 a 12, y de 14 a 18.
En la sala principal «José Negro» una sorprendente instalación ocupa gran parte del espacio en el que el diseño textil se conjuga con el metal en la muestra «Entre la Tierra y el cielo» del artista Marcelo Toledo.
Presenta un conjunto de obras e intervenciones artísticas que dialogan visualmente con la arquitectura del Museo. Mediante materiales de diversa índole – duros y blandos, naturales y artificiales, pesados y etéreos – el artista establece un juego de relaciones plásticas y conceptuales que transfiguran los espacios que ocupan, promoviendo, al mismo tiempo, una reflexión sobre la condición humana efímera y terrenal.
Marrones, naranjas y rojos conforman un terruño metafórico que se expande a partir de una catarata de azules, celestes y blancos, colores de este territorio, pero también, del aire y el agua que dan y devuelven a la vida permanentemente.
Los textiles están compuestos por fibras naturales, hilos de chaguar realizados por las comunidades Wichi de Chaco y Formosa e hilado de llama proveniente de tejeduría Warmi, un grupo de mujeres empoderadas de Jujuy que esquilan y realizan el hilado de manera sustentable.
En la sala «Justa Díaz de Vivar», los artistas Eugenio Led, Alex Roa y Dario Monzón proponen sumergirse en las aguas del Paraná en «Bajo la superficie» para indagar a través de un registro visual que busca documentar y catalogar las antiguas especies que habitaron este río y cuya existencia ha sido relegada al ámbito de los mitos.
Esta exposición presenta una colección única de imágenes que retratan a estas enigmáticas criaturas, aunque su origen evolutivo y posible existencia actual son objeto de especulación.
Estos curiosos especímenes abren una ventana al pasado, una visión de un mundo olvidado donde la realidad se entrelaza con la fantasía. A través de esta muestra, se invita a los espectadores a sumergirse en las misteriosas aguas del Paraná, donde la línea entre lo imaginario y lo tangible se difumina y las leyendas cobran vida.
Y en la sala «Adolfo Mors» se pueden apreciar las obras de los grandes maestros argentinos como Quinquela Martín, quien nos invita a una vista del Riachuelo del barrio de La Boca a contemplar un crepúsculo en tonos rosas que envuelven una febril escena de trabajo portuario en «Saluda del puente», una magnífica tela en la que los trazos del maestro nos conmueven, vigorosos empastes y texturas dibujan una marea humana entre siluetas de barcos y puentes.
El maestro Fernando Fader presenta una pequeña obra en la que contemplamos a dos hermosos tordillos en el momento de un descanso, también de una jornada agotadora de trabajo. El magistral uso del color y de las luces y las sombras anticipan en este óleo de 1904 las coloridas telas con las que Fader generará polémica primero y más tarde se erigirá como uno de los representantes más importantes del arte argentino.
Con el «Pájaro tropical» de Emilio Pettoruti y un boceto de Antonio Berni. Junto a Raúl Soldi o Pío Collivadino y muchos más, esta sala ofrece un espacio de tiempo de grandes referentes del arte argentino del SXX que constituyen parte del rico acervo del Museo.
En la sala que también comparte el nombre de «José Negro» (salón verde) el artista Nubar Doulgerian propone en «La triangular cuadratura del círculo», la abolición del espacio ilusorio y su sustitución por el espacio real tridimensional, unos principios que desarrolla en su serie insertismos. Su teoría se materializa en estos «volúmenes geométricos abstractos», constituidos por obras pictóricas con volumen que insertan en la propia obra un espacio real y envolvente del que el espectador llega a formar parte.
Asimismo, la obra se centra en el material (goma caucho) que asemeja a la piel humana, como un elemento inerte sin capacidad comunicativa por sí mismo pero con el potencial de erigirse en indagación conceptual. Esta propuesta trasciende la categoría tradicional de la pintura sobre superficie chata y su diferenciación de la escultura desde una obra cuya naturaleza se prolonga más allá del objeto y plantea la contradicción entre serialidad y gesto individual, una propuesta que preconiza las nuevas prácticas artísticas que se desarrollan, a modo de cambio de paradigma de la postmodernidad, a partir del siglo 21.