
Entre el cielo de los albañiles y las piecitas de lata que refugian musiquitas, Teresa Parodi
creó una obra que nunca dejó de mirar la verdad de un pueblo que no vive en la postal
costumbrista, sino en la realidad de las alegrías modestas y de las inundaciones, del dolor y
el amor.
El 30 de diciembre de 1947 nació en Corrientes Teresa Adelina Sellarés, que comenzó
tempranamente su amor con la música, ese amor que la llevó a cantar con Piazzolla y a ser
ovacionada en Cosquín. Estudió con Blas Benjamín de la Vega, y en 1980 editó su primer
disco con el auspicio de la entonces Dirección de Cultura de Corrientes, “Teresa Parodi
desde Corrientes”. A partir de ahí, no dejó de grabar, a razón de prácticamente un disco por
año. En 1984 se consgaró en Cosquín, y el mismo año entró al estudio para registrar “El
purajhei de Teresa Parodi”, multigalardonado con discos de oro y platino. El año siguiente
la encuentra en el Luna Park actuando junto a Pablo Milanés y Sara González. Su sociedad
artística con los grandes artistas de los albores de la democracia la juntó a Mercedes Sosa,
Tarragó Ros, Víctor Heredia, Gieco, y Liliana Herreo entre otros (muchos) más. Entre sus
galardones figuran los premios Konex, Gardel y Grammy, y fue la primera ministra de
Cultura de la Nación en 2014.
Comprometida, honesta y coherente, Teresa sigue cantando y girando, extendiendo el
cielo de Mantilla adonde vaya como telón de sus historias pequeñas de gente grandiosa.
