Efemérides

Refugio de excéntricos, poetas y conspiradores, antro y paraíso, emblema de una época y el
único espacio donde uno podía estar suspendido en tiempo y espacio; El Mariscal, que de él
se habla, abrió sus puertas el 17 de diciembre de 1993.


El mítico café de Salta y Pellegrini fue fundado, regenteado y “desatendido por sus
propios dueños” (las palabras pertenecen a Alejandro Mauriño), los hermanos Romero,
Gabriel y Alcides (“mitad hombre, mitad mostrador”, según Norberto Lischinsky), que
supieron darle vida a un lugar único, donde una noche cualquiera todo podía pasar.


Por la antigua casona Nalda, construida en el siglo XIX y que funcionaba originalmente
como almacén de ramos generales, pasaron figuras destacadas de la cultura nacional, desde
Carlos Escudé a Rep, desde Vicente Battista a los Tonolec, además de ser segunda
residencia de Alejandro Mauriño, Juan Paulino González, Mati Obregón, Chacho Núñez y
“los dinosaurios” Girala Yampey, Darwy Berti, Marcelo Fernández y Arturo Zamudio
Barrios. En su biblioteca, constantemente alimentada por las donaciones, los lectores
insaciables podían proveerse de material a préstamo que la mayoría de las veces no era
devuelto, además de ser un espacio de consulta permanente: cuando alguien necesitaba un
libro específico e inhallable, siempre aparecía la frase “Alcides capaz que tenga”.


El Mariscal sobrevivió a crisis y pandemia, hasta que en 2024 el descalabro económico
del país y la suba desmesurada de los alquileres hizo que cerrara sus puertas
definitivamente. Desde entonces, muchos de los que fueron felices entre sus mesas con
pátina de tiempo y pensamientos abandonados sobre ellas, evitan pasar por esa esquina para
no sucumbir a la nostalgia.