
Mitología escandinava, la Mesopotamia caliente y un bardo perdido en las brumas del
olvido. La combinación azarosa, forzada, no parece tener otra amalgama que el delirio
pero, oh lógica lírica, esos elementos se conjugan en Odín Fleitas, el poeta goyano nacido
el 1 de noviembre de 1914.
En la década del ’30 partió a Buenos Aires para proseguir sus estudios, y es de esa época,
con mayor precisión de 1937, cuando su primer poemario “Tu duermes, juventud” es
publicado por una editorial capitalina. A partir de allí toda su obra lírica es creada y editada
en Bueno Aires, y quizás esa lejanía hizo que su producción (once libros de ensayos y
poesía) fuera escasamente revisitada y apenas reconocida en nuestra provincia. Hizo falta
que otro poeta correntino, Alejandro Mauriño, enmendara aunque sea en parte esa injusticia
cuando publicó su ensayó, “Odín Fleitas, el gran poeta olvidado”, editado por la entonces
Subsecretaría de Cultura correntina.
Al igual que su comprovinciano Osvaldo Sosa Cordero, Fleitas se desenvolvió en el
periodismo, en los principales medios nacionales. En desmedro de su obra poética, tuvo
éxitos en su faceta de letrista de chamamé por los que es mayormente recordado. Promotor
y activista cultural, en 1949 fundó la revista literaria “Reflejos del norte”, y en 1962 nucleó
a otros poetas en la agrupación Pastores del Verso, que recorría las calles de Buenos Aires
recitando sus poemas, en una iniciativa muy imbuida en la efervescencia cultural de la
época, que bregaba por una proyección artística fuera de los ámbitos establecidos.
En los ’70 se encargó del catálogo de chamamé del sello discográfico Music Hall, a la vez
que trabajaba en radios y televisión difundiendo la música correntina.
Ya todo está que espera de azul y atravesado,
Mientras se aquieta el día con su canción de cuna.
Yo soy aquel poeta que se murió cantando
La noche que bajaron los ríos de la luna.
El poeta se murió, cantando, el 19 de diciembre de 1987.
